Sus
dorados cabellos resaltaban lo fino de sus rasgos sobre su tez mortecina llena
de vida. La expresión vivaracha de sus oscuros ojos, dinamizaban un rostro
acentuado por su singular belleza. Ademanes febriles aderezaban su pueril
semblante. Su cálida voz resonaba como un movimiento en allegro, al tiempo que su esbelta figura daba forma a su ser con la
majestuosidad propia de una Afrodita cualquiera. Su apuesto transitar y su
temple cercano completaban la mágica constitución de un cuerpo tallado a fuerza
de genética y estilizado a razón de elegancia, cuales organismos simbióticos
trazan juntos su destino vital.
De
repente aparecía, en mitad de un escenario, captando la atención de los allí
presentes y arrancando la aclamación generalizada del patio de butacas.
Comenzaba con el brío propio de su lozanía, un impactante monologo que abría el
primer acto tras la solemne apertura del encarnado telón. En tenue contraluz y
con los acordes suaves del claro de luna
de Beethoven, su talle envuelto en vaporosa gasa satinada con remates negros
realzaba su presencia e inundaba de ilusión y entusiasmo a todos sus atónitos
oyentes. El tiempo era detenido a cada palabra, a cada gesto, a cada armónico
movimiento, más si cabe. La platea sufría de su cautivadora seducción. En la
atmósfera se había instalado ése aura persuasiva que favorecía la cohesión con
su público. Los silencios fomentaban el creciente interés hasta alcanzar el
estatus de embriagador deseo.
En el clímax de su actuación, ya en
el segundo acto, una insinuación delicada, casi imperceptible, hizo acto de
presencia en forma de guiño. El objetivo de dicha sugerencia no podía contener
la emoción, al tiempo que el palpitar enérgico de su corazón tableteaba su
pecho hasta hacerse doloroso. El incesante trasudado adornaba su frente y las
pupilas midriáticas atestiguaban la magnitud de tamaña sugestión. Ella había
elegido, y él había sido el elegido, el único privilegiado que podía sentir la
incandescencia de sus carnosos labios y sus suaves caricias.
Si tuviera que definir su historia
de amor, lo volvería a hacer en clara alusión a una dulce e intensa
representación teatral en el que el espectador percibe la lejanía de un
sentimiento de reciprocidad con la estrella, sin olvidar las bellas sensaciones
del amor correspondido, incluso por encima de varias candidaturas. Esa es la
historia de su amor, con sus caprichosos avatares, con sus ilusiones renovadas.
No hay comentarios:
Publicar un comentario